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¿Qué pasa cuando escuchamos a nuestros hijos adolescentes?

"El hombre tiene dos orejas, dos ojos y una sola boca para escuchar cuatro veces más de lo que habla”, si esta frase de Madame de Sevigne la aplicamos al mundo de la comunicación entre padres e hijos adolescentes estamos hablando de una realidad muy visible en nuestra sociedad.

Nosotros como padres hablamos y hablamos y ellos hacen que escuchan y escuchan porque han aprendido que contestar se puede interpretar como una falta de respeto y provocar una mayor discusión, palabra textuales de alguno de los adolescentes con los que he trabajado: cuando mi padre deja de mover los labios asiento o digo ok y me voy.

Esto ocurre en muchas relaciones padres – hijos, cuando esto ocurre el adolescente desconecta en el minuto uno, sin embargo nosotros estamos tan entretenidos escuchándonos a nosotros mismos que no nos damos cuenta de esto, es más, la siguiente vez que nos enfadamos con ellos por lo mismo que la vez anterior, solemos utilizar la expresión: “pensé que te había quedado claro”. Pues padres y madres la realidad es que no le quedó claro porque ni tu ni él os escuchasteis.

La escucha activa es una habilidad indispensable a la hora de educar a nuestros hijos y en la época adolescente es el secreto para desarrollar una buena relación con ellos. Esta habilidad se puede desarrollar y entrenar, por lo que me gustaría daros unas pautas que os pueden ayudar.

Escuchar activamente a nuestros hijos es oír, es estar atentos a lo que nos dicen de manera verbal y no verbal, es centrarse en las necesidades que nos quieren expresar.

La escucha activa hace que tu hijo adolescente se sienta valorado, no enjuiciado lo que facilita que se genere una mayor confianza en la relación y que se puedan llegar de manera más fácil a acuerdos.

7 cosas que no debes de hacer para mejorar la escucha activa:

  • No escuchar por escuchar, es necesario determinar la finalidad y el objetivo que se persigue con la escucha, el para qué.

  • No querer hablar demasiado y expresar nuestro punto de vista a toda costa.

  • No tener una actitud continua de consejero y aprovechar cualquier oportunidad para dar un sermón. Los consejos y los sermones para mi gusto están sobrevalorados y para los adolescentes también.

  • No desviar la conversación, cambiar de tema o de idea, cuando no nos parece importante su punto de vista.

  • No interrumpir constantemente. Es importante demostrar interés y curiosidad por el otro, hacer prueba de empatía.

  • No criticar ningún aspecto o información al escuchar, evitar el etiquetar, el juicio o la evaluación hasta haber oído toda la historia.

  • No intentar interpretar de inmediato. Aunque creas que le has entendido, escucha con atención hasta el final y hacer preguntas que te ayuden a comprender lo que te quiere comunicar. Como por ejemplo ¿lo qué me quieres decir si te entendido bien es…?

Es fundamental mantener una actitud positiva y buscar los puntos de coincidencia (palabras y frases positivas) y concentrarse en entender lo que nuestro hijo nos quiere comunicar. Es el momento de escuchar con las orejas, los ojos y el cerebro, es el momento de escuchar no solo las palabras sino también lo que nos expresa con su expresión corporal y sus gestos faciales.

Solo me queda decir que, ¡ánimo es momento de ponerse en acción y entrenar la escucha activa con nuestros adolescentes!

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